dimecres, 22 de juny del 2011

Declaración...


La paz reinaba en palacio, después de todo lo pasado, estaba bien un poco de descanso, todo estaba en su lugar, ahora me parecían hasta aburridos los días, el príncipe haciendo sus cosas de príncipe, los reyes andaban por palacio arriba y abajo un poco nerviosos, sabía que pasaba algo pero me sentía tan en paz, que me daba igual, yo mataba el tiempo con Lucilda jugando en el prado y con Kali que no se separaba de mi lado, se tomaba muy enserio su trabajo, me agobiaba un poco, pero me sentía protegida, siendo princesa no sabes lo que te puede pasar.

En palacio todo el mundo especulaba, se oían susurros entre el servicio al verme pasar, le pregunte a Kali si sabía lo que pasaba,  el me lo negó, dudaba un poco en la negación de este, pero yo seguía a lo mío, al príncipe no lo vi en todo el día, que estaría haciendo? No se pero todo me parecía raro.

A la mañana siguiente, fuimos al pueblo con Lucilda y Kali a comprar cositas, me gustaban mucho las paradas, mirar las cosas que tenían y que hacían artesanalmente con sus manos, la plebe me veía, y  me regalaban objetos, no quería, se los quedaba la pequeña Lucilda. Al llegar a palacio me encontré con el príncipe vestido con sus mejores galas, me quede sorprendida, no entendía nada, me dijo que subiera a la habitación y me pusiera mi mejor vestido, yo sin decir nada subí las escaleras pensando que algo pasaba, abrí el armario y encontré mi mejor vestido, el azul que me regaló el, me vestí y bajando las escaleras en la sala grande, estaba todo el mundo mirándome en plan estrella, cuando pise el ultimo escalón, el príncipe me cogió de la mano y me abrazó, de golpe se puso de rodillas, yo sonrojada entendía lo que estaba pasando estos días, que tonta pensar que sucedía algo.

-          ¿Me harías el honor de casarte conmigo Princesa Sophie?  (dijo)

-          ¡Si!  (contesté)

Me puso el anillo, precioso de oro blanco con diamantes pequeñitos y bien alineados, en esos momentos me acordé que antes de que empezara la guerra me lo pidió, se me había olvidado por completo, con tantas cosas que pasaban, no sabía ni en que día vivía, todo el mundo lloraba de alegría, ya tenían ganas de preparativos y esas cosas, yo quería casarme en plan tranquilo sin que vinieran las familias reales de todos los países, Pero…

 (Nadie dijo que fuera fácil ser una princesa)

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